Gustav Klimt
Felicidad
Es
frágil, merece ser tomado suavemente,
acariciarlo
y dejarte acariciar, leve
la luz
cubre y estalla entre las ramas
pero su
verde es otro, se decanta
como las
miradas que cruzamos.
Lo dicho
es insustancial, sólo palabras,
mutaron
en aire y luego en olvido...
Tensar
del instante como de un hilo
que va
desde manos a retinas
enhebrándonos,
seres vulnerables,
olvidables.
Aquí nos desnudamos,
fracción
ínfima, tanto es imperceptible,
durante
ella dejamos de ser inservibles.
Fuimos
unos con otros, unos a otros: felices.
Hay
muertes...
Hay mil
formas de morirse, valen
impensadas
unas, otras inevitables,
las hay
piadosas, ninguna preferida,
pero
ay..., el horror de morirse en vida.
Que
ella, la muerte, se exponga, lacerado
cuerpo,
mente arrasada, tortura en solitario.
La
muerte se entierra, se crema, se olvida,
se
desgaja y muta a memorias vividas.
No a
esta apropiación prolongada, póstuma,
esta
exhibición desmedida de lo abyecto.
Ay
dolor... tanto para los mínimos cuerpos...
tanto
para los seres entorno. Hay tiempos