La cinta gris me lleva hacia la nada...


















Viaje pampeano


Cuento, ¿cuántos van: cuatro o eran tres?,
las ramas se dibujan en tramas
de cortezas en su total desnudez.
La ruta es línea gris, la pampa
se abre en horizonte desmedido,
en meta inalcanzable, en calma
declama su realidad de infinito.
Cuento imágenes, promesas, nidos,
este agosto deshojado los delata.
Entre tantas tonalidades apagadas
la vida es un manchón entre las ramas.
La vida grita su presencia y el auto pasa.
Que otro maneje, soy una espectadora,
la cinta gris me lleva hacia la nada,
verde de eucaliptos, degusto cielo y distancia.





Paisaje: cruce de calles

Me distraigo, las luces cruzan,
simulan estelas rojas, amarillas,
que complicado sustraerme, como cintas
de colores los faros devanan
sus hilos de luz. La noche transa
sus deseos con los hombres, trafica
la mente vacía por esta mínima calma.
El afuera es confuso, vivir es difícil,
no hay estrellas, busco focos de luz,
no pensar, dejarse ir, ver como danzan
figuras, cuerpos, tristezas humanas.
Desconfío de nosotros, no hay resquicio,
moro, existo, teatralizo que vivo.
Mejor distraerme con la eterna noche,
los focos son astros que pasan, torpes
van calle a lo lejos, en perspectiva,
como sin dueños: se fugan las vidas.


Gentileza: Javier Ordóñez















Y así casi huyo...


Magritte René




















Recurso y nube

No hay cordura, disimulo,
juego a mantener el hilo oscuro
que anuda hechos, lógico recurso
para el teatro diario de cada día.
Detrás de los rituales se desovillan
temores, malhumores, llano de supuestos.
Entonces elijo una esquina de ventana
con luz y aires de fresca mañana.
Selecciono una nube que pasa, sólo pasa,
en ella navego, mar de distancias,
me elevo para mirar desde lo alto en línea rasa
a este rincón urbano. Y así casi huyo.
No hay cordura, lo disimulo.
De esta otra forma digiero al mundo,
ángulo de vidrio y huida en claro oscuro.
No tengo cordura, más lo disimulo.
Me expando, bebo cielo, nubes de humo.




Tiempo de uno, tiempo de nosotros

Escapar, huir por un instante,
hacer del aquí una dimensión propia.
Intento: la luna ni se asoma,
olvidarme que es de noche,
que la calle habla su idioma
de sonidos discordantes y ajenos.
Andar por el ir de los pensamientos,
sólo sé que es lo que amo,
que sobrevivo sin gran despliegue
de presencia, de glorias o de rastros.
No hay huellas ni premio ni bandera.
La vida es una incierta esfera
que gira y nada queda. Giramos,
a los amados me aferro y giramos.
No hay realidad más tullida que esta,
involuntariamente la vida nos desvela.,
no reparan en mí, poco me importa,
no seremos como somos, sí da pena.

Frente al abismo de existir yo quiero
el abismo tan amado de tu beso.



Delaunay Robert



Fotografía gentileza:
Silvia Ariza












Fin de agosto




Entre ramas el cielo es un vitral,
la luz perfila brillos sobre los brotes, van
abrigándonos de a poco las esperanzas, ya
el sol se siente sobre los rostros,
partimos con luz cada mañana. Somos
indiscretos observadores de tordos,
de gorriones, sobre nosotros se delatan nidos.

Mi vista se eleva, necesito poco,
la profundidad celeste en trama y fondo,
desde abajo, ubico la mirada detrás de un tronco,
admiro como el sol astillado se derrama.
El viento se desdibuja en las telarañas,
la vida late desde corteza y savia.
Promesas del aire: aspirar, dejar que nos invadan.







A veces ella, la memoria se atomiza, se reviven esos tiempos, hoy vuelven a mí con sus ecos tan actuales,..., que es esa dimensión: ¿una encrucijada, un laberinto?...


Ay, país de carnaval (17-5-01)


Golpes de tambor,
negro humo de llantas,
sonrisas de políticos,
desfila y escapa la vida.
Cánticos de comparsas
repican, tan sólo repican.

La mascarada avanza,
irrepetible se propaga,
nos invade las noticias,
el carnaval se olvida que es mayo,
devora titulares y acaso
ni merece ser nota central.
Las comparsas de excluidos
cortan rutas, los desangelados
desfilan por el conurbano,
casuales se unen magnates
y utopistas, las cáscaras
de muchos tienen las sonrisas
marcadas, políticamente pintadas.
Sí, riamos, fue declarada
la ilógica, desigualitaria ley,
fija: la vida no vale nada,
salvo para pocos con disfraz
de lujo. Y en la confusión
se ampara al desamor,
a la obsecuencia, a la ignorancia.
Hay raiting para esta mega farsa,
para el golpe artero, bajo.
A sonreír, así andamos,
carnaval a contramano.

Gritos, humos de llantas,
balas de goma, noticias armadas,
puentes tomados, desocupados
que ocupan fábricas ya vacías.
Cánticos de comparsas,
repican, tan sólo repican.

17-5-01.



Carlos Terribili