Debajo
de la luz
Mansedumbre,
no sumisión,
ante la
simple suerte,
sabiduría
para ver la cara inerte,
completa
de las cosas,
eso
quiero, eso nos importa.
Tanto
tenemos y aún
esta
diaria letanía
nos muda
los ánimos,
basta
sentirlo, rozarlo.
Tanto
suaviza los pasos,
nos orla
las soledades.
Cuesta
ver, más confesarlo.
La luz
se regala y es otra
diaria
sensación de combate,
sobrevivir
debajo de la luz
acompañados,
escuchados.
Entre
cruce
(a
mis
Amigos)
Como
navegantes
a
coordenadas fijas
cruzamos
los senderos,
fecha
del encuentro.
Y allí
nos desvestimos,
despojadas
las vanidades,
somos lo
que somos,
ni
siquiera lo que fuimos.
Sinceridad
que alegra,
nada es
de duradera
posesión,
no existe la gloria,
sólo
marcas y contiendas.
Queremos,
bello amor,
elegirnos
como amigos
en
reiterada decisión.
Y somos
estos de hoy,
heridos,
desgastados
pero
vivos, navegantes
en
presente de mares,
instancias,
desconciertos.
A
ahogadas soledades,
compartamos
mesa y vino,
confesables
desatinos,
nudos
entre laberintos.
La vida
así suavizada,
tenue
aire, es menos amarga.
M.C. Escher