De
quien vive...
Tenso
sueños hasta lo posible,
el día
se astilla..., lo redimen
los
palpables deseos, siento...,
no nos
pesa sólo lo concreto,
me armo
con los intangibles,
invalorables,
descartables hechos...
La luna
cómplice me disculpa,
pulso de
mortales, pulsión pura
de quien
vive a oxígeno y a dudas.
Envuelvo
los sueños, son frágiles,
se
instalan, me navegan con la sangre.
Decisiones
mayores
Certidumbre
de lo incierto...
con
displicencia medito de reojo,
pienso
de solayo, despienso...
Nadie
decide: el cómo y el cuándo,
(claro
los suicidas sí, pero no cuentan),
asumir
los desgastes, las frescas
y
sucesivas improntas de los años,
impresiones
que despintan, estragos...
Sumo
memorias a mi amnesia,
detallo
seres ya ausentes, los preservo,
y las
pieles son fundas en exceso,
y los
sentidos nos dejan sin alertas...
Por
ahora no hay decisión posible...
gozar lo
magro, jugoso y cotidiano,
lo
esencial, decisivo nunca nos fue otorgado.
Edvard Munch