Envuelvo los sueños, son frágiles...


Edvard Munch













De quien vive...

Tenso sueños hasta lo posible,
el día se astilla..., lo redimen
los palpables deseos, siento...,
no nos pesa sólo lo concreto,
me armo con los intangibles,
invalorables, descartables hechos...
La luna cómplice me disculpa,
pulso de mortales, pulsión pura
de quien vive a oxígeno y a dudas.

Envuelvo los sueños, son frágiles,
se instalan, me navegan con la sangre.





Decisiones mayores

Certidumbre de lo incierto...
con displicencia medito de reojo,
pienso de solayo, despienso...

Nadie decide: el cómo y el cuándo,
(claro los suicidas sí, pero no cuentan),
asumir los desgastes, las frescas
y sucesivas improntas de los años,
impresiones que despintan, estragos...
Sumo memorias a mi amnesia,
detallo seres ya ausentes, los preservo,
y las pieles son fundas en exceso,
y los sentidos nos dejan sin alertas...
Por ahora no hay decisión posible...
gozar lo magro, jugoso y cotidiano,
lo esencial, decisivo nunca nos fue otorgado.


Edvard Munch















Fuimos uno en otro, otro en uno...


Silvia Ariza



















Hijos

Los vi crecer, los veo vivir...
velo, temo, todo inutilmente.
Son autónomos, gozosamente fuertes
para afirmarse ante lo incierto.
Y aún así velo..., ruego, temo...
Insensatez, simple confusión mía,
aún a pesar nuestro corre la vida.
Deseo lo mejor, amplio mar de deseos.






Deslímite

Límite del límite, me reciento,
me niego a encontrarlo,
somos dos en fusión de espacio...

En este punto mínimo
un universo aislado,
allí avizoramos ambos
un gozo, un vértigo,
un fugaz sobresalto.
El exterior cronometrea sus horas,
detalla los puntos cardinales,
poco pesa, se percibe irrelevante.
En la ráfaga de un instante
fuimos uno en otro, otro en uno.
El exterior conocido en absurdo
mutó valor, medida, destellos...
El afuera se diluye, beso en el beso.

                                                                                                    Silvia Ariza