Palabras que dibujan cielos..., horizonte...






Vértigo visual


Lote de cielo,

hueco proyectado en infinito,

entre paredes un bosquejo,

desde vos imagino

la inmensidad celeste,

un mar de nubes,

una fuga de formas solitarias.

Desde abajo, tarde blanca,

ella se anima a caer, a lanzarse, cala

la soledad de cemento.

Soñar horizonte, casi como olerlo,

rasgarlo. Subsuelos

de vivir, por este túnel la visión

no miente y cree alcanzar el sol.





Salvoconducto

Galopo por esta llanura vasta

de lo cotidiano, de la magra

ansiedad y los esfuerzos rotos.

Sobre palabras que se trenzan galopo.

Y existir es esta ilusión de decir,

de declamar, de declarar sin fin.

En el extenso horizonte se amalgaman

el cielo real y el mutilado grito escrito,

se confunden en una suelta de palabras:

vivir, respetar, sentir. Ellas estallan,

son voz, papel, lucha, salvoconducto

para sobrevivir desde las gargantas.
















Paul Klee


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Una muerte son muchas, dolorosas muertes...





Una muerte no es una sola muerte, son muchas…


Ellas nos regresan, nos asaltan, nos dejan huérfanos en forma reiterada.




El meridiano de tu muerte


De vos todo el amor
de lo que ha sido,
lo acunado y perdido.
De vos todo el horror,
inmodificable ella,
sorpresiva, nos vació
y nos llenó de ausencia.
Hay un antes y un después,
la vida se dibujaba extensa,
susurraba ser eterna.
Todo puede modificarse,
todo, menos las ausencias.




Noción de patria 1-5-01.


Los titulares nos desorientan,
poco entendemos pero sufrimos.
No hay país, velamos las consignas,
no hay razones, sólo a deriva
de los tiempos y los hombres
poderosos vamos, ¿qué es la tierra,
el compromiso político, la idea
del esfuerzo y de las metas?.
La nada extensa se deshace
entre palabras, entre reportajes
y crónicas: ese sabor lacerante a nada.
La mañana aún se abre iluminada,
entre ruidos y rituales nuestros,
los plátanos y las aceras se deshojan
las camino y crujen mis pasos,
como cualquier día, mi perro espera
su palmada, el café resbala
y calienta esta otoñal partida.
La ciudad taconea y bosteza,
los vecinos saludan y es estas
sensaciones de tierra, de patria,
de lenguaje y de presencias,
las que tapizan ser, ausencias,
las que conmueven el desconcierto:
¿qué ha quedado de nosotros en
ésta y no en otra, nuestra tierra?.
Caminamos velando a los golpeados,
mutilados sobrevivientes del sistema,
e incomprensiblemente el alma
se agita y se alegra, intuye, extraña
e inconsciente intuye, estamos en casa.