Otoñarme
Hojarasca
de otoño,
la vida
en alborozo
se
enciende, se incendia,
bebo
soles en ella.
La
ciudad es testigo,
metamorfosis
y ciclo.
Detallo
ocaso y camino,
explosión
de energía,
el color
se desliga de la vida
y las
hojas laten caídas,
enarboladas
en el viento.
A la par
me incendio,
a la par
yo me otoño,
estado
del alma que gozo.
Sólo
amores
Modelado
imperceptible, nos han esculpido,
desde
las sospechas hasta el rígido
molde de
los valores, a boceto vivo...
y así
quedamos, seres hechos o deshechos,
impudicia
nuestra, en duro reverso
somos
las esculturas de los otros,
aún
menudos, de nuevo indefensos...
Cadena
de inconscientes subconscientes...
como la
inclinación de mi nariz, los genes,
así los
marcamos a desconfianzas,
a
osadías, obseciones, celos y recelos.
Y el
alma se nos va colando entre medio,
moldeado
de vivir... arcilla en carne y hueso...
No
tenemos valentías, sólo amores,
sólo
amores como dolorosos nexos.
Foto: Elisa Rezzonico