Fotografía gentileza:
Silvia Ariza












Fin de agosto




Entre ramas el cielo es un vitral,
la luz perfila brillos sobre los brotes, van
abrigándonos de a poco las esperanzas, ya
el sol se siente sobre los rostros,
partimos con luz cada mañana. Somos
indiscretos observadores de tordos,
de gorriones, sobre nosotros se delatan nidos.

Mi vista se eleva, necesito poco,
la profundidad celeste en trama y fondo,
desde abajo, ubico la mirada detrás de un tronco,
admiro como el sol astillado se derrama.
El viento se desdibuja en las telarañas,
la vida late desde corteza y savia.
Promesas del aire: aspirar, dejar que nos invadan.







A veces ella, la memoria se atomiza, se reviven esos tiempos, hoy vuelven a mí con sus ecos tan actuales,..., que es esa dimensión: ¿una encrucijada, un laberinto?...


Ay, país de carnaval (17-5-01)


Golpes de tambor,
negro humo de llantas,
sonrisas de políticos,
desfila y escapa la vida.
Cánticos de comparsas
repican, tan sólo repican.

La mascarada avanza,
irrepetible se propaga,
nos invade las noticias,
el carnaval se olvida que es mayo,
devora titulares y acaso
ni merece ser nota central.
Las comparsas de excluidos
cortan rutas, los desangelados
desfilan por el conurbano,
casuales se unen magnates
y utopistas, las cáscaras
de muchos tienen las sonrisas
marcadas, políticamente pintadas.
Sí, riamos, fue declarada
la ilógica, desigualitaria ley,
fija: la vida no vale nada,
salvo para pocos con disfraz
de lujo. Y en la confusión
se ampara al desamor,
a la obsecuencia, a la ignorancia.
Hay raiting para esta mega farsa,
para el golpe artero, bajo.
A sonreír, así andamos,
carnaval a contramano.

Gritos, humos de llantas,
balas de goma, noticias armadas,
puentes tomados, desocupados
que ocupan fábricas ya vacías.
Cánticos de comparsas,
repican, tan sólo repican.

17-5-01.



Carlos Terribili




















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