Querernos
De
la suma de los instantes
que
marcaron esos cuatro días
elijo
uno, yo en forma subjetiva
me
instalo bajo aquella luz,
un
desgranado sol de junio
y
la volatilidad del mediodía,
en
la fuente palomas, nos ignoraban,
aleteos,
baños rituales, danzas,
contraluz
de gotas que se multiplicaban,
yo
tome fotos, mi camara precaria
mi
mintió desde su fragil eternidad,
nada
retorna, ni siquiera es magnífico,
sólo
el contacto de las pieles tibio,
evanescente,
palpable, sólo los labios
y
el lenguaje de querernos, es extraño
ni
opulencia ni lujuria, tanto descarto,
la
proximidad de dos cuepos, su dulce desgano.
Cielo de julio
Sólo
la percepción, la sospecha
de
una belleza derramada,
de
una visión capturada,
entre
párpados y miradas
me
conmueven, me estremecen,
en
este asombro estoy feliz.
La
noche es generosamente
bella
y se despliega sobre mí.