Saludable incordura
No me importa ser ecuánime,
sensata, ya es hora,
urge sentir, amar,
amotinarse sola
y solitaria contra la razón.
Estoy enamorada:
de mis hijos, de sus ojos.
Guardame el secreto,
sobre el papel él y todo
el amor se derraman,
y no cuenta la justicia,
el límite, la desmedida.
Sueño por sus ojos.
Es hora de esta incordura.
Reina este desquicio,
abolidos los prejuicios,
las formadas formalidades,
el amor rebasa y cabe,
siempre y misteriosamente,
si sentimos y amamos
nunca nos parece demasiado.
Sh.......
Lo extraordinario del silencio
son todas las músicas que puede alojar,
las frases a las que da cabida,
lo posible de brindar y de entregar,
lo hiriente: dagas que pueden ser calladas,
lo tiernamente dicho desde las miradas.
Todo y más, interminable, es esto
acunado desde el abarcador silencio.
Perez Celis