Diferencia
de los cuerpos, marcados contornos,
las
voces entre dichas, somos bien otros.
Y el
paisaje huele, golpea a su modo,
amenguado
a forró, diluido en el sórdido
ir de la
luz suicidándose en aguas azules,
moverse
de las hojas, arena bajo mis plantas,
el día
se deshora, lento cruje, se hamaca.
Yo
proclamé mi tregua, ellos en la diaria
tensión
de vivir son secuencia, distancia...
Me acodo
a esta curva, línea de ribera mansa,
somos en
furia de espuma, dos siluetas comulgadas.
Viaje
Viajar,
para oler seres en otros aires,
descubrirlos
iguales, simularlos distintos,
enfocar
flores, enmarcar línea y camino.
El ojo,
la mente se obturan, la cámara
alerta,
el ánimo se subleva, el ánima,
allí
vamos, sólo pobres caminantes,
vacíos
de descubrimientos, maleables.
La
sorpresa, el asombro se desfloran,
traficamos
paisajes, sueños, la vida toda.
Mar,
siempre mar
Está
allí, adelante, brama, murmura.
El sol
cae en luz sobre las olas...
se
alumbra, a la par nos deslumbra,
azules,
añiles, plano interminable,
en línea
hipnótica fascina. En él caben
vida y
muerte, la continuidad, margen.
Ínfima
me siento y te inspiro, mirarte,
es un
delicioso convite, juegos de espuma
se
prolongan sobre la playa, es bruma.
Comulgo
con la tarde, me acunan rumores.
Ínfimos
somos, cangrejos, venteveos,
tu
ribera caminada, bruñida a vientos.