
Amanecemos
Mi mano
se eleva
hasta la
medida justa
y la
oscuridad se turba,
no hay
tanteos, trazo preciso
la palma
en el aire:
encender
la luz
y la
mañana se abre en azul.
Cómo
autómata: la taza,
la llave
de gas, el agua hirviendo,
autómata
de todo menos del beso.
Mis
pasos como ayer enhebran
la
mímica de siete y treinta,
rituales
del espejo, la cartera.
Y en
esta sin razón de lo cotidiano:
tu beso
esencial se va estrenando,
cada día
como nuevo, se va estrenando.
Atardeceres
¿Cuáles son los honores o las glorias,
cuáles?...
Más acá del sol, se moja
la
tarde
en
rastros
de
luz,
en
gotas,
el aire
flota en polvo dorado, para todas
las
visiones, las miradas todas,
sobre
nosotros comulgan sol y atmósfera.
Vamos
anónimos, preocupados.
Ronda de
este día, similar a ayer,
rumiando
pequeñeces dejarnos ser,
miserias
que se esconden, la ciudad
de a
poco encenderá sus luces y habrá
puntos,
puertos, puertas para llegar.
Instantes
íntimos de cada atardecer,
en los
cuales agonizamos con él.
Escuchemos
detrás de los ruidos,
como la
noche se descama, negra piel.
¿Cuáles
son los honores o las glorias?,
vulnerables
atravesamos esta hora.