Sociedad
Aquí y ahora
busco a la luna redonda,
al borde rumoroso de la noche.
Evito la locura,
las frases que estallan y rebotan,
paredes de cráneos, humanidad dolorosa.
Enmarco cielo,
acallo la comprensión del instante,
el aire marca el ocaso, se expande.
Me alejo cielo en alto,
irrealidad de vivir negando,
cobarde me preservo a cielo manso.
Nada...
Nada perdura,
ni la angustia de este hoy ingrato...
ni la corporeidad de lo que palpo...
ni la tangible, áurea opulencia...
todo es imperdurable,
por eso atesoro besos frescos,
memorias confusas, desvirtuadas
pero siempre imágenes amadas.
Y débil me aferro,
tercamente me aferro para no caer
a una nada inexistente. Basta ver
el vacío del viento, las ausencias,
basta ver el hueco oscuro universo
y por él como caen las estrellas.
Nada está firme,
peor aún, la luna
burlona me sonríe.